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El ruido ambiental es un parámetro clave para evaluar el confort y el bienestar en espacios interiores. Más allá de una simple molestia, la exposición prolongada a niveles elevados de ruido puede afectar seriamente a la salud, la productividad y la calidad de vida. Con la incorporación de sensores de ruido en nuestras soluciones, como MICA, es posible monitorizar de forma continua este indicador y actuar sobre su origen de manera precisa y preventiva.
El ruido es un fenómeno físico que se produce por la propagación de ondas mecánicas a través del aire. La frecuencia de estas ondas determina el tono, ya sea agudo o grave. La amplitud determina el nivel de presión sonora. Esto se traduce en el volumen que percibimos y se mide en decibelios (dB).
El ruido es uno de los principales parámetros para determinar el confort acústico en el interior de un espacio. Es, además, un problema de salud pública, ya que niveles elevados de ruido impactan negativamente en la salud humana.
Diversos organismos han establecido límites recomendados para minimizar los riesgos asociados a la contaminación acústica:
La Directiva 2003/10/CE establece un nivel de exposición diaria al ruido (Leq,8h) que no debe superar los 80 dB para una jornada laboral de 8 horas.
La OMS recomienda que los niveles de presión sonora de fondo no superen los 35 dB en aulas durante las horas lectivas, con el fin de favorecer el aprendizaje y la concentración.
No existe un estándar global único, pero guías como las de ASHRAE, WELL o ISO 3382-3 sugieren mantener niveles por debajo de 40-45 dB(A) en entornos de oficina para optimizar la concentración, reducir la fatiga y minimizar las distracciones.
Basado en la Directiva 2003/10/CE y en múltiples estudios del efecto del ruido en la salud, el confort y la productividad, se establecen unos límites de nivel de presión sonora, que se relacionan con las disposiciones mínimas en materia de protección.
Estos rangos permiten una interpretación rápida de los niveles registrados en cada espacio monitorizado.
El nivel de ruido suele fluctuar constantemente. Por esta razón, se usa el nivel sonoro equivalente (Leq,T). Este nivel muestra un promedio de los ruidos registrados en un tiempo T. Esta medida ayuda a evaluar mejor la exposición al ruido acumulado.
En inBiot, realizamos una aproximación del nivel sonoro equivalente adaptada a la frecuencia de adquisición de datos de los dispositivos, expresada en dB.
Las fuentes de ruido en interiores pueden clasificarse en:
Tráfico, ruido industrial, actividades recreativas, obras o maquinaria exterior.
Sistemas HVAC, conversaciones, electrodomésticos, equipos ofimáticos (ordenadores, impresoras, teléfonos, etc.).
El aislamiento acústico adecuado es clave para minimizar la transmisión de ruido exterior, mientras que el control de las fuentes internas permite optimizar el confort sonoro.
Mantener niveles adecuados de presión sonora en interiores:
La exposición continuada a niveles elevados de ruido puede provocar:
Algunos de estos efectos pueden ser irreversibles en casos de exposición crónica.
Si se superan los límites recomendados, deben implementarse medidas correctivas:
Evitar la transmisión del ruido entre espacios mediante materiales aislantes y cámaras de aire en paredes, suelos o techos.
Reducir la reverberación del sonido con materiales de baja densidad (como madera o espuma) o instalando paneles acústicos.
Identificar las fuentes y aplicar un mantenimiento adecuado.
Implementar soluciones de medición para detectar niveles y fuentes de ruido, y facilitar la toma de decisiones para asegurar el cumplimiento de las normativas acústicas.
La gestión del ruido es un criterio evaluado en certificaciones como WELL, LEED o BREEAM, especialmente en lo relativo al confort, la productividad y el bienestar de los ocupantes. La integración de sensores de ruido en una plataforma de monitorización ambiental permite:
La monitorización continua del nivel de sonido complementa la medición de otros parámetros ambientales. Estos incluyen temperatura, humedad y calidad del aire. Esto ofrece una visión completa del confort y las condiciones de los espacios. La correlación entre ruido, IAQ y confort global es especialmente relevante en: