Celebramos esta semana el día mundial de la infancia. El martes 17 fue el Día del Estudiante y el viernes 20 de noviembre es el día universal del niño y la niña. Y este año 2020 lo celebramos con incertidumbre, con mirada crítica, con preocupación. Estamos viviendo una pandemia global donde, es verdad, los niños y niñas no son el grupo más afectado directamente. Sin embargo, indirectamente, lo son: han estado tres meses sin ir a la escuela, se han cerrado parques infantiles, ha cambiado la manera de relacionarse y nuevas normas imperan en sus escuelas.
El profesorado y la dirección de los centros educativos continúa trabajando para que esta situación mine lo menos posible el día a día educativo. Y esta segunda ola lo está corroborando: las escuelas están siendo esos entornos seguros, donde a pesar de las normas, la distancia y la mascarilla, el transcurrir de la jornada aporta normalidad y rutina.
Pero, cuando hablamos de Calidad del Aire Interior, ¿aprueban los centros educativos en salubridad? La gran mayoría no cuenta con sistemas de ventilación centralizados. Nos hemos dado cuenta de que la ventilación es clave para asegurar un adecuado ambiente interior. Sin embargo, el confort térmico (y la factura energética de los centros que tienen la calefacción encendida con las ventanas abiertas), ha pasado a un segundo plano.
Ya se ha comentado más veces la importancia que tiene la calidad del aire interior para la salud en nuestros entornos construidos – y no sólo por la presencia de un virus que nos ha trastocado los planes para este 2020. Una adecuada calidad del aire tiene repercusiones directas en la capacidad de concentración, la velocidad de resolución de tareas, la atención y la concentración en el espacio educativo.
El reto está claro: asegurar una adecuada ventilación, acorde a las necesidades reales de renovación de aire para reducir los aerosoles y garantizar un ambiente interior saludable. Por lo tanto, será especialmente útil hacer un seguimiento de la concentración de CO₂ y las partículas en suspensión.
La legislación de referencia es el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), donde se establecen una serie de requisitos mínimos para la calidad del aire interior en el sector no residencial.
Se establecen 4 categorías de calidad del aire o IDA (InDoor Air), desde un IDA-1 (calidad óptima) hasta un IDA-4 (calidad baja).
A las aulas educativas se les aplica la categoría IDA-2, que se corresponde con una buena calidad de aire. En el caso de guarderías el requerimiento es más estricto, quedando dentro de la categoría IDA-1.
El caudal de ventilación en estos casos puede calcularse en función de la ocupación estimada o de la concentración de CO₂:
Siendo, en este segundo caso, la concentración que debe sumarse a la concentración de CO₂ en el exterior (habitualmente 400 ppm).
Según un estudio de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), las aulas en España se encuentran durante un 84% del tiempo lectivo fuera de la zona de confort. Los motivos son variados, pero, generalmente, están relacionados con la falta de un sistema de acondicionamiento y, en la mayoría de los casos, de la ausencia de un sistema específico de ventilación más allá de la apertura de ventanas. Este hecho se debe principalmente a la antigüedad de los edificios de los edificios, en su mayoría construidos antes del anterior RITE en el año 1998.
En este contexto, y dada la gravedad de la COVID-19, así como la necesidad derivada de mantener un entorno ventilado, han surgido iniciativas para establecer criterios de ventilación adecuados como la GUIA PARA VENTILACIÓN EN LAS AULAS publicada recientemente.
En inBiot hemos querido aportar nuestro granito de arena. Hemos desarrollado una sencilla herramienta de cálculo donde se simula la concentración de CO₂ del aire de un aula.
En función de las dimensiones del aula y los niveles de renovación de aire (sistema de ventilación, infiltraciones y apertura de ventanas) calculamos el caudal de ventilación que, en relación con el número y edad de los alumnos, nos muestra cómo sería la evolución de la concentración de CO₂ durante una jornada. Esto nos permitirá identificar si estamos ventilando de forma eficaz (y eficiente).
Esta herramienta estará disponible para su libre uso y descarga en nuestro próximo post, donde la explicaremos en mayor profundidad.
Aprender a calcular la renovación de aire mínima y necesaria en un centro educativo puede ser clave para el personal de mantenimiento y así ajustar los caudales de ventilación y la regulación del sistema a las necesidades reales. Para ello, son cada vez más las voces que confirman la necesidad de realizar un diagnóstico gracias a la medición continua de la concentración de CO₂ como indicador objetivo y válido de la adecuación del sistema de ventilación.
Y es que los últimos estudios realizados indican que la ventilación de las aulas mediante protocolos basados en tiempos de apertura de ventanas no es una opción suficiente para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus en los centros educativos.
Los datos analizados hasta el momento confirman «la falta de garantía que supone la ventilación natural sin una referencia objetiva sobre la calidad del aire en los mismos». Los expertos concluyen que la acción de ventilar no es significativa si no se complementa con la medición de la concentración de CO₂.
En este sentido, en inBiot hemos diseñado un dispositivo específico para ayudar en esta situación: MICA Lite.
Ofrece datos de temperatura, humedad relativa, CO₂ y PM2.5. Tiene una luz LED encendida en modo semáforo de manera continua en función del CO₂, que permite saber de una manera sencilla y rápida cuándo es necesario ventilar y cuándo no.
Además, dispone de un innovador “Indicador virus” que no sólo tiene en cuenta la ventilación para conocer las probabilidades de propagación en un espacio cerrado, sino también otros parámetros de la calidad del aire que influyen directamente en la capacidad de supervivencia de virus en el espacio.
Todos los datos se pueden seguir y consultar en tiempo real en nuestra plataforma en la nube My inBiot, desde cualquier lugar y en cualquier dispositivo. A través de este enlace se puede consultar una demo del seguimiento en tiempo real de MICA Lite.
Una buena calidad de aire interior es un componente importante para contar con un ambiente saludable que garantice las mejores condiciones de aprendizaje. Apostemos por centros educativos seguros.