Monitorización del CO₂ en centro educativo

February 2021

El pasado fin de semana se cumplía un año desde que la OMS comunicara la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional por el impacto y evolución del COVID19, que nos tiene inmersos en una pandemia desde el 11 de marzo de 2020. Todo un reto para nuestro estado del bienestar, para las políticas públicas, la economía y el día a día.

Tras el cierre de las escuelas desde marzo de 2020, en septiembre todos los esfuerzos de las administraciones públicas y educativas se centraron en la apertura presencial de todos los centros educativos de las etapas infantil, primaria y secundaria. Llegaron los planes de contingencia y las nuevas normas de funcionamiento de colegios e institutos. Tras mucho tiempo reclamando una adecuada calidad del aire interior en centros educativos, por su vinculación con la capacidad de atención y aprendizaje, la pandemia ha puesto encima de la mesa la necesaria revisión del aire que respiramos en espacios interiores. Y la ventilación, es clave en este proceso.

La ventilación es la estrategia más sencilla para la eliminación de contaminantes en el aire interior, para asegurar un aire limpio, reducir la concentración de CO₂ y eliminar aerosoles – aerosoles, esos vehículos en los cuales pueden viajar los virus, entre otros posibles patógenos–.

Sin embargo, los centros educativos tienen más que una tarea pendiente en la renovación de su envolvente y la garantía de sus instalaciones de ventilación. Un informe de PEP presentado en octubre de 2020 ya concluía que la calidad del aire es insuficiente y que sólo el 32% del tiempo de estudio en los centros se garantizaban adecuados niveles de CO₂.  

Entre las distintas estrategias de ventilación, protocolos y recomendaciones que recogíamos en nuestro anterior artículo, las administraciones proponen la utilización de medidores de CO₂ como herramienta de evaluación previa. De esta manera, es posible evaluar la eficacia del sistema de ventilación. De hecho, es un indicador utilizado ampliamente con este objetivo.

Un paso por delante

La necesidad está clara. Los planes de contingencia y recomendaciones de administraciones, también. Sin embargo, son los propios centros educativos los encargados de llevar a la acción las medidas propuestas.

Surgen dudas sobre cómo ventilar, cómo verificar que el protocolo de ventilación que se está siguiendo es suficiente para garantizar la adecuada renovación de aire que se recomienda, sin poner en riesgo la temperatura del aula.

El análisis no debe llevarnos a la parálisis y hay centros educativos que han tomado la iniciativa y han visto clave la colocación de sistemas de monitorización continua en sus aulas. Sistemas que de forma sencilla permitan validar el protocolo de ventilación implementado o, incluso, su ajuste para asegurar no solo niveles adecuados de CO₂, sino un confort termohigrométrico necesario y clave en el bienestar de alumnado y profesorado durante las largas jornadas docentes. Además, la supervivencia y propagación de un virus en un espacio interior también se ve influenciada por las condiciones de temperatura y humedad.

El Colegio Alemán de Zaragoza nos contactó durante el mes de noviembre de 2020. Como todos los centros, tenían clara su apuesta por la seguridad de su alumnado y profesorado, sólo que su experiencia previa en el Proyecto Frischluft (aire limpio), un proyecto de la asignatura de TIC de 4ºESO, les había permitido familiarizarse con la diagnosis medioambiental y la implantación de tecnología interconectada.

Tras una prueba con cinco medidores durante la última semana de diciembre, el centro terminó equipándose de 40 dispositivos para que el comienzo de las clases tras el parón navideño permitiera al centro comenzar un trimestre controlando la concentración de CO₂, el confort termohigrométrico y las partículas en suspensión de hasta 2,5 micras de tamaño.

Los 40 dispositivos instalados son la versión MICA Lite de sobremesa, con la posibilidad de colocarlos en pared, gracias a un soporte específico. La instalación la ha llevado el propio centro educativo, con la asistencia de inBiot. Además, estos dispositivos cuentan con API pública, lo que ha permitido al centro integrar la información recogida en su propio sistema interno. Es decir, que los datos que recoge el dispositivo de monitorización pueden ser visualizados en la plataforma propia My inBiot (aquí una demo) y/o integrados en otra plataforma o sistema interno de visualización de datos.

MICA Lite cuenta con una luz a modo semáforo en función de la concentración de CO₂, con mediciones cada minuto, de tal manera que la luz verde indica que los niveles de CO₂ son inferiores a 800 ppm y no sería necesario ventilar, la luz amarilla refleja valores entre 800 y 1500 ppm que indican la recomendación de ventilar y la roja, con valores superiores a 1500 ppm, es un claro indicativo del déficit de ventilación en el espacio.

Monitorización del CO2 en un centro educativo

En inBiot apostamos por la monitorización como herramienta que permite actuar de forma rápida y eficaz, para asegurar una ventilación adecuada. Si necesitas más información, estaremos encantados de ayudarte.

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